Capítulo 2
La ilusión de un adolescente está caracterizada por ser
fantasiosa. Hay algo de razón en ello, pero es lo único que nos permite soñar,
tener planes y vivir de ello.
Nos habíamos reunido para finalizar los últimos
preparativos del viaje, era todo un revuelo de ropa, bolsos, bikinis y cosas
totalmente innecesarias para un viaje pero que me hacían reír. Camila no dejaba
de alagar sus compras, sus calzados Ricky Sarkany, trajes de baño de Victoria’s
Secret, tenía una docena de ellos, uno para cada día de la semana. Estaba
deslumbrada por todas esas compras, igualmente estaba orgullosa de las mías,
las había comprado con mi trabajo y esfuerzo, tenían un valor especial para mí.
Mientras el revuelo de ropa persistía, Oriana se dedicaba a telefonear a los
caseros de su casa de playa, todo estaba ya preparado en la gran casa para
recibirnos.
El calor de Enero nos estaba azotando, había tenido una
larga semana de trabajo, el restaurante había recibido una inmensa cantidad de
turistas y las propinas fueron en aumento, estaba feliz y a la vez exhausta. Un
día al llegar del restaurante veía sobre mi cama dos bolsas de cartón,
asombrosamente llamativas. Me acerqué a ellas sin entender nada e invadida por
una curiosidad extrema, retiré de una bolsa una hermosa pollera.
-Me contó un pajarito
que te gustaba esa pollera.
Mi madre apareció apoyada sobre el marco de la puerta de
mi habitación con una sonrisa en su rostro.
-¿Cómo supiste?- le pregunté intrigada.
-Brenda vino esta tarde mientras estabas trabajando y me
pidió que la acompañara al shopping y bueno…- la interrumpí desconcertada.
-¿Brenda me compró la pollera?
-Sí cariño, no te enfades con ella, dijo que no le
comentaras a las otras chicas del regalo, si no se pondrán celosas.
Brenda siempre tuvo un aprecio muy especial conmigo y con
mi familia, su amistad era muy importante para mi vida, supo contenerme y
entenderme en momento críticos de mi vida. Luego de aquellos pensamientos
revise la bolsa que faltaba, me había encontrado con una remera sin mangas
rosa, mi color favorito, sin duda su amiga la conocía y muy bien.
-Bueno la otra bolsa esta mi regalo, me vino muy bien que
Brenda me asesore.
Mi madre rió divertida
y ansiosa por verme abriendo su regalo que no lo esperaba, estaba escondido
junto con la remera. Estaba muy emocionada, el regalo de mi madre era perfecto,
un traje de baño de dos piezas en color fucsia y negro, puse sobre mi cama el
regalo y corrí abrazarla.
-¡Gracias mamá! No debiste gastarte tu plata en mí.
-Es un regalo de tu padre y mío, hace tiempo que
queríamos hacerte este presente, te lo mereces.
Estaba tan contenta con mis regalos, tan ilusionada con
mi primer verano de amigas que no sabría si podría dormir aquella noche. Ahora
sola en mi habitación empecé a organizar mi ropa para el viaje, comencé sacando mis mejores remeras, las deposité
sobre mi cama y observé una por una, algunas estaban bastante viejas pero
resolví que las usaría para dormir y andar por ahí. Una vez seleccionada la ropa
y puestas en su bolso, comencé con los protectores solares y lociones, mi
mirada se depositó sobre mi perfume favorito a base de jazmines que hacía dos
años mi padre me lo había regalado para mi cumpleaños, el sacrificio con el que
mi padre me lo había comprado no se comprara con ninguna otra cosa, así fuera
lo más caro. No sabía si cuando ese perfume se acabe volvería a tener otro
igual en mis manos, lo usaba en ocasiones especiales, con mucho cariño lo puse
en mi bolso de maquillajes.
Ya estaba todo listo, todo en su lugar, solo quedaba
descansar y esperar a que llegue un nuevo día, el día del viaje…